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La ascendente carrera política de la abogada Aisén Etcheverry parece incombustible. Pese a ser cuestionada por Contraloría por saltar de AWS a un puesto de gobierno en que participó de una decisión que involucraba a la empresa, el presidente Boric le encargó un plan de centros de datos, la puso al frente de dos ministerios y ahora le encomendó un plan para el cierre de su gobierno.

Por: Francisca Skoknic y José Luis Peñarredonda | Ilustración: Constanza Rojas

Ocupó un cargo gerencial en Amazon Web Services (AWS) y al mes siguiente fue contratada por el gobierno en un puesto en que debía gestionar temas en los que la industria tecnológica tenía intereses. Terminó participando de una decisión que involucraba a AWS y de la que debió haberse abstenido, según estableció en 2023 la Contraloría —la entidad encargada de fiscalizar los actos del Estado en Chile. Al momento de esa resolución, Aisén Etcheverry ya era la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) del gobierno de Gabriel Boric y se aprestaba a liderar un plan para facilitar las inversiones tecnológicas en centros de datos.

Etcheverry es un ejemplo claro de puerta giratoria del poder, un fenómeno que tiene lugar cuando una persona salta de una empresa privada a un puesto del sector público capaz de impactar los intereses de esa compañía (o viceversa). Si como autoridad esa persona toma una decisión que afecta a la empresa en la que trabajó en los dos años anteriores, se produce un conflicto de interés castigado por la ley chilena, que no es particularmente exigente en esta materia.

El de la exministra es solo uno de los casos de puerta giratoria identificados por el proyecto La Mano Invisible de las Big Tech, una investigación transfronteriza liderada por Agência Pública y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, CLIP, junto con LaBot y otros 16 medios de comunicación en 13 países.

Etcheverry fue cuestionada por la Contraloría por este conflicto de interés, lo que no frustró su carrera en ascenso en el Estado, muchas veces manejando asuntos que competen directamente a los intereses de las tecnológicas. La ahora exministra negó a esta alianza que hubiera estado expuesta a algún conflicto de interés respecto a su paso por AWS.

El caso de Etcheverry es de manual. Su carrera comenzó ligada a las empresas tecnológicas. De acuerdo con su Linkedin, inició su actividad profesional como analista de negocios de Oracle, donde estuvo tres años, y luego entró al Estado en 2009. A partir de entonces, su estelar carrera en el sector público solo tuvo una pausa de poco más de seis meses. En ellos trabajó como gerenta de Políticas Públicas para América    AWS, la filial de la tecnológica del gigante estadounidense Amazon dedicada a la infraestructura de computación en la nube.

Durante su investigación, la Contraloría recopiló una serie de antecedentes y documentos relativos al proceso y a la carrera de Etcheverry, los que fueron obtenidos por LaBot tras solicitar una copia del expediente a través de la Ley de Transparencia por tratarse de información pública. Dicho expediente incluye la denuncia original contra Etcheverry, su defensa, contratos, decretos y convocatorias, entre otros documentos que permiten reconstruir paso a paso los hechos que llevaron al conflicto de interés cuestionado por el organismo.

Según el contrato de trabajo que firmó Etcheverry con AWS, entre sus labores se contaba “facilitar reuniones de alto nivel entre los ejecutivos de AWS y actores clave, incluidos el estado y los responsables políticos locales y ejecutivos, asociaciones de la industria, y socios de alianza para promover y defender las políticas de la compañía sobre políticas públicas” (ver contrato).

En una respuesta por escrito a esta alianza, la ex ejecutiva de AWS detalló las labores que en la práctica realizó en sus cinco meses en la trasnacional: “Mi función tuvo que ver con promover regulaciones que permitieran o facilitaran el uso de la nube en Chile, particularmente en el sector público. Ello venía asociado particularmente a la instalación del data center de AWS en el país. El gran volumen de datos que genera la astronomía es un tema de interés para toda la industria tecnológica, AWS no era la excepción, sin embargo mis funciones tenían que ver con las reglamentaciones y posibilidades que ofrecía el país en general, no sobre este punto en particular”.

Un mes después de salir de AWS, en junio de 2018, fue fichada como asesora del entonces ministro de Economía, José Ramón Valente. Un certificado emitido por esa cartera señala que su rol era “asesorar al ministro en materias económicas vinculadas a economía digital, ciencia y otras relacionadas a la cuarta revolución industrial” (ver documento).

Etcheverry entró a hacer parte de una división del Ministerio de Economía llamada “Economía del futuro” que “busca facilitar la disponibilidad de datos para fines del desarrollo de la ciencia, tecnología, innovación, conocimiento y sus aplicaciones en la economía”, de acuerdo a un documento oficial del ministerio.  “Fui parte de un equipo integrado por seis profesionales que desarrolló, entre otros, y dando continuidad a un proceso iniciado en 2016, los pasos que llevaron a la creación del Data Observatory”, explicó por escrito Etcheverry.

Aisén Etcheverry. Foto: Ministerio de Ciencia

El proyecto Data Observatory buscaba crear una fundación privada, financiada con fondos públicos y privados, que coordinara esfuerzos entre la industria tecnológica, la academia y el gobierno para desarrollar tecnologías a partir del procesamiento de datos astronómicos.

Chile es el país que tiene el mayor número de observatorios de todo el planeta gracias a la geografía privilegiada del desierto de Atacama, a más de 3.000 metros de altitud y con un clima con muy pocas nubes y mucha visibilidad. Esos observatorios producen “datasets hipermasivos, complejos, que hay que lidiar con ellos”, explicó en septiembre de 2018 Demián Arancibia, un ingeniero que por entonces era el director ejecutivo de la iniciativa de astrofísica de Corfo, una promotora de fomento del gobierno chileno.

Arancibia fue colega de Etcheverry en dos lugares: en Corfo y en la División de Economía del Futuro, según consta en el Linkedin de Arancibia y en documentos oficiales.

En esa presentación, que buscaba mostrarle a la comunidad académica de Chile la política gubernamental que luego derivaría en la mencionada fundación, Arancibia explicó que la cantidad de datos que se generan en esos observatorios es comparable a la que producen las grandes industrias tecnológicas, y que eso abría posibilidades de cooperación entre los astrónomos y las Big Tech: “Esto nos ha permitido conversar con la industria. Tenemos una manera de explicar cómo se hacen las cosas en astronomía que les hace sentido a ellos”.

AWS entra en escena por la misma época, pues el gobierno chileno intentaba entonces quedarse con una millonaria inversión de esa tecnológica para construir su centro regional de centros de datos, en el que Argentina también estaba interesada. Versiones de prensa en Chile y Estados Unidos, aparecidas en agosto y septiembre de 2018, afirmaban que entre gobierno y empresa “se discutió la posibilidad de que Amazon Web Services alojara ‘astrodatos’”, y que si eso se daba, influiría positivamente en la decisión que la empresa estaba tomando sobre qué país que alojaría su mayor inversión en América Latina. Efectivamente, AWS se involucró entre septiembre y noviembre de ese año en varios proyectos de datos con observatorios astronómicos y universidades, según un informe oficial del Ministerio de Economía.

Según Arancibia dijo a esta alianza, AWS no fue la única empresa tecnológica con la que se tuvo contacto en el desarrollo del proyecto, pues la iniciativa fue expuesta públicamente en “30 o 40 ocasiones” y recibió aportes de distintos actores de la academia y de la industria. “El diseño fue liderado por mi equipo, la síntesis de los aportes que hacían fue realizada desde el Estado, de forma independiente y sin ceder a la captura de ni uno de los actores con que trabajamos”, aseguró.

En diciembre de 2018, el entonces presidente Sebastián Piñera firmó el decreto que dio origen a la Fundación Data Observatory. Para elegir a sus socios fundadores, el gobierno inició una convocatoria que comenzó en enero y terminó el 15 de marzo de ese año. Etcheverry hizo parte del comité que tomaría esa decisión, y el 10 de marzo de 2019, cinco días antes del cierre de la convocatoria pública, Etcheverry le contaba al diario El Mercurio de tres pruebas de concepto, en las que participaron AWS y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), que buscaban “mostrar que la idea funciona”. En la misma nota se afirma que la tecnológica estaba apoyando la idea del Ministerio de Economía de crear la fundación. En los documentos oficiales del proyecto conseguidos por LaBot no se mencionan esas pruebas de concepto.

En abril de 2019, el gobierno anunció los resultados de la convocatoria: AWS y la UAI eran los únicos proponentes habilitados luego de que una propuesta de Deloitte fue declarada inadmisible por la comisión evaluadora, por lo que esas dos instituciones serían los “socios fundadores” del Data Observatory.

En abril de 2019 el gobierno anunció que AWS y la Universidad Adolfo Ibáñez serían los miembros fundadores de la Fundación Data Observatory. Al centro de la foto se ve a los entonces ministros de Economía, José Ramón Valente y de Ciencias, Andrés Couve, junto a Aisén Etcheverry y el ex rector de la UAI, Harald Beyer. (Foto: UAI)

Sobre esa primera decisión, Etcheverry dijo a esta alianza que “la incorporación de AWS en el Data Observatory fue el resultado de un proceso abierto, donde se recibieron distintas propuestas”.

Las bases señalaban que el aporte económico en dinero representaría el 40% del puntaje de la evaluación, mismo porcentaje que tendría el aporte en capacidades. El otro 20% correspondía a alineamiento estratégico. Los documentos de adjudicación muestran que la UAI ofreció $1.740 millones (US$2,6 millones de la época) en dinero y una suma equivalente en capacidades, mientras que AWS ofertó $8.457 millones (US$12,7 millones) en capacidades —es decir, en créditos de uso de servicios computacionales, como procesamiento o almacenamiento— y sólo $672 en dinero. Es decir, al no haber otras ofertas, su propuesta fue exitosa pese a ofrecer apenas un dólar en efectivo.

Para AWS, ese proyecto probablemente no iba a representar lucro, pero sí una ventaja comercial: “Para nosotros era interesante que nos vieran relacionados con algo como eso, en que se manejaban grandes volúmenes de datos”, explicó a esta alianza periodística el country manager de la empresa en Chile, Felipe Ramírez. “Al final, lo que nosotros buscamos que genere es que empresas privadas digan: ‘si ellos son capaces de manejar esos volúmenes de datos con esa cantidad de usuarios que se conectan, me imagino que en mi banco o retailer no deberían tener problemas’”, añadió. Ramírez no estaba en ese puesto en el momento de la adjudicación.

Un mes después del anuncio, el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, que en esa época reunía a las llamadas universidades tradicionales, se quejó de que el proceso “estuvo dirigido” a “evitar que las instituciones llamadas a participar lo pudieran hacer”, y señaló que el Gobierno “se apresuró en entregar este valioso recurso a una empresa extranjera”, refiriéndose a los datos de los observatorios.

Argumentando que los socios se eligieron “sin que se haya acreditado la existencia de un proceso de propuesta pública” —y señalando además que no había garantías de la correcta utilización de los datos o de que no se fueran a comercializar— la Contraloría determinó, en septiembre de 2020, que el decreto no se ajustaba a derecho y que un proceso de este tipo requería una  convocatoria pública (ver dictamen de la Contraloría). La solución del gobierno fue mantener a UAI y AWS como socios fundadores y abrir una nueva convocatoria para sumar nuevos aportantes.

En esa convocatoria, realizada a mediados de 2021, sólo participó el Observatorio Virtual Chileno de la Universidad Técnica Federico Santa María, cuya propuesta fue rechazada por una nueva comisión (en la que no participó Etcheverry). Con ese resultado, la UAI y AWS quedaron como los únicos aportantes privados del Data Observatory.

En ascenso

En medio del episodio, Etcheverry fue ascendiendo en sus cargos públicos, y tuvo a su favor la rara cualidad de ganarse la confianza de gobiernos de distintos colores políticos. En agosto de 2019 fue nombrada directora de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), y cuando esa organización se convirtió en la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) fue también su primera directora. Todo esto sucedió durante la administración Piñera, pero se mantuvo en cargos relevantes durante el gobierno de Boric. Primero como jefa de la División de Coordinación Interministerial de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), luego como presidenta del Consejo Nacional de Ciencia,Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) y, desde marzo de 2023, como ministra de CTCI.

Demián Arancibia, el ingeniero colega de Etcheverry en los tiempos de Corfo y la División de Economía del Futuro —donde también integró la comisión evaluadora del Data Observatory—, hizo el camino opuesto. En mayo de 2022 comenzó a trabajar como asesor sénior de AWS para temas de transformación digital en las áreas de gobierno, educación y salud, entre otros. En paralelo, desde que Boric llegó a la presidencia comenzó a ejercer como director de la Polla Chilena de Beneficencia, una empresa pública que maneja juegos de azar. En junio pasado fue nombrado gerente general de la compañía estatal tras dejar AWS poco tiempo antes, de acuerdo con su Linkedin.

“Mi rol como consultor de AWS no guardó relación alguna con el Data Observatory, y no participé de nada relacionado con él en mi tiempo como empleado de esa compañía”, dijo Arancibia a esta alianza.

El ex presidente Sebastián Piñera anuncia plan de trabajo de inteligencia artificial en agosto de 2019, junto a algunos de sus funcionarios clave en temas de ciencia y tecnología. A su derecha, está el entonces ministro de Ciencia, Andrés Couve, y a su izquierda la subsecretaria del ramo, Carolina Torrealba, junto a Aisén Etcheverry y Demián Arancibia.

El tema del Data Observatory persiguió por un buen tiempo a Aisén Etcheverry. En 2023, ya como ministra de Ciencias, Etcheverry se inhabilitó de participar en el directorio de la Fundación Data Observatory, como lo señalaban los estatutos para los titulares de esa cartera. El argumento fue que ella misma había firmado un convenio de transferencia con Data Observatory cuando era directora de la ANID, en 2021 (ver resolución de inhabilidad).

Cuando el tema parecía cerrado para Etcheverry, la Contraloría recibió una denuncia y, en agosto de 2023, la reprendió por su conflicto de interés al haber hecho parte del comité evaluador en la primera convocatoria del Data Observatory, “a pesar de que solo meses antes (hasta junio de 2018), se desempeñaba como empleada y funcionaria de nivel gerencial en AWS, uno de los participantes en esta propuesta”. Para la autoridad, la funcionaria tenía el deber de abstenerse de conformar ese comité.

Pese al cuestionamiento a Etcheverry, la Contraloría no inició un proceso sancionatorio porque ya no se desempeñaba en el Ministerio de Economía, aunque al momento del dictamen era ministra de Ciencias (ver dictamen de Contraloría).

En sus descargos ante el ente de control, Etcheverry dijo que AWS fue el único proponente que cumplió los requisitos, por lo que no ejerció “potestad alguna que implicara un acto decisional”; y que en su período como ejecutiva de la multinacional no participó en ninguna labor relacionada con ese proyecto (vea acá todos sus descargos ante la Contraloría).

El dictamen no la inhibió de potenciar su relación con las empresas tecnológicas —incluyendo a AWS — durante su posterior gestión como ministra. Se ha reunido con sus ejecutivos Ha diseñado planes para que esa industria invierta en Chile y celebrado cuando lo han hecho. Apenas un mes después de la decisión de la Contraloría, aprovechó un viaje a Estados Unidos para reunirse con ejecutivos de la Big Tech: Reuben Smith-Vaughan, director de Políticas Públicas para Latinoamérica de Amazon.com —con quien coincidió en esa compañía en 2018, él en la oficina en Washington y ella en la de Santiago— ; y con Marc-Etienne Ouimette, entonces director de Políticas Globales para IA de AWS.


“Las grandes compañías tecnológicas están presentes en Chile con infraestructura e inversión, data centers y conectividad. En estas reuniones quisimos explorar sobre cómo avanzar hacia desarrollo tecnológico e inteligencia artificial”, dijo Etcheverry en esa ocasión, según recogió la prensa. La exministra explicó a esta alianza que las reuniones con los ejecutivos de AWS se dieron en el “contexto de una gira donde también me reuní con representantes de Meta y Google. Estas reuniones son de público conocimiento” (ver aquí su agenda de reuniones con empresas tecnológicas en el extranjero solicitada por Transparencia, porque no son publicadas por tener lugar en otro país).

Meses después, el gobierno anunciaría la creación de un Plan Nacional de Data Centers para fomentar y facilitar la instalación de estas infraestructuras en Chile, que se concretaría en diciembre de 2024. En mayo de 2025, AWS anunció una inversión en centros de datos de US$ 4.000 millones en el país: el proyecto en el que dijeron haber estado trabajando desde hace años.

En esa ocasión Etcheverry no se contuvo de celebrar, según recogió la prensa: “La expansión de la infraestructura de AWS en Chile es un claro ejemplo del compromiso del país con la tecnología avanzada y la innovación, y con el trabajo que hemos realizado para crear un entorno donde las empresas tecnológicas puedan prosperar”.

Aunque se le consultó por el rol de AWS en la construcción de la política de centros de datos que lideró cuando fue ministra de ciencias, Etcheverry no incluyó esa explicación en su respuesta.

Esta alianza periodística preguntó a AWS si el cuestionamiento de Contraloría había generado algún tipo de alarma al interior de la compañía, por qué sus ejecutivos accedieron a estas reuniones después del dictamen, y qué incidencia tuvo esa multinacional en la construcción de la política de data centers, coordinada por su exempleada. La empresa no respondió directamente a las preguntas y, en una declaración general, dijo: “Amazon interactúa con tomadores de decisiones de política pública y reguladores en una gran variedad de temas que afectan nuestro negocio, nuestros clientes y nuestros empleados”.

Etcheverry llegó a ser ministra de dos carteras: no solo de Ciencias, sino que también ejerció como ministra secretaria general de Gobierno subrogante. Es decir, era la vocera del Ejecutivo, lo que da cuenta de la confianza que tiene el presidente Boric en ella. Asumió ese segundo ministerio en diciembre de 2024, cuando la ministra titular Camila Vallejo inició su licencia pre y post natal, y lo dejó el 9 de julio pasado, cuando Vallejo volvió a sus funciones. Alcanzó a estar sólo un par de semanas de lleno en la cartera de Ciencias, cuando sorpresivamente renunció.

Pero Etcheverry no se fue a su casa, sino que asumió como jefa de Planificación Estratégica de la Presidencia. Aunque el nuevo cargo puede parecer de rango menor a un ministerio, las versiones que han trascendido a la prensa desde el gobierno dicen que es una señal más de confianza de Boric. Un reportaje de La Tercera habla del “poder en ascenso de Etcheverry” y otro revela que el presidente le encargó que en los siete meses que le quedaban de su mandato, coordinara el cierre de su periodo y se preocupara de construir un legado. Una tarea difícil para un gobierno cuyo apoyo popular se mantuvo siempre bajo.

Consulte el expediente completo del caso de Etcheverry en la Contraloría en el siguiente link.

Big Tech

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